Si en vez de intentar controlar la vida te sitúas junto a lo que va sucediendo, como creador de la realidad. Si dejas de juzgarla, exigirla, comparar, etcétera y la recibes tal cual es, la vida se pone de tu parte y la conciencia de prosperidad se revela.
Deja que la vida se despliegue ante ti. Déjate sorprender. Solamente tienes que poner tu mejor intención y mucho amor en todo lo que hagas y observar qué sucede. De esta manera estarás más en conexión con la vida, con la realidad.
Eres el creador de lo que te sucede. No eres víctima, sino actor principal, protagonista. Lo que sucede dentro de ti: tus pensamientos, tus creencias, … se refleja en tu vida. Tu vida te pertenece y eres el responsable de ella. Pero no desde el papel de víctima, sino desde el del protagonista.
Perseguir y conseguir tus sueños significa vivir desde el actor, no desde la víctima. La persona con éxito es aquella en la que lo que piensa, siente y hace está en consonancia. Si además conoces cuál es tu verdadero propósito y cómo es tu naturaleza (mitad humana y mitad divina) alcanzarás la plenitud.
A lo que pones atención le das fuerza, ya sea positivo o negativo. Si alimentas tus miedos, si dedicas mucho tiempo al día a darle vueltas a tus propios pensamientos de temor o a escuchar los miedos de otros, le estarás dando presencia a eso, le estarás dando fuerza y eso te perjudicará.
Genera pensamientos positivos y alegres. Crea momentos de intimidad personal con tus seres queridos, palabras y gestos de cariño, momentos de presencia y atención.
Puedes elegir en cada momento cuál es tu posición ante la vida. Colócate a su lado, no enfrente como si lucharas en contra. Elimina la idea de que la vida es dura y hay que ganársela. A la vida hay que dejarla ser.
Si entregas tu tiempo y tu energía a lo negativo lo estás alimentando y dando cobijo en tu casa. Hacemos esto de forma inconsciente constantemente porque pensamos que preocuparnos es una manera de “ocuparnos” de algún tema. Pero no es así. Tenemos la posibilidad de hacernos conscientes, de darnos cuenta de cómo funciona nuestra mente, de lo inútil de algunas creencias que tenemos, para poder cambiarlas. Cuesta instaurar nuevos hábitos pero si estás comprometido con llevar una vida consciente con tu crecimiento personal has de utilizar la herramienta del observador para darse cuenta y rectificar. O creías que eras perfecto?
Hubo una época de mi vida en la que me preocupaba saber cuál era el propósito de vivir. Hasta que yo sola me di cuenta de que era conocer bien mi naturaleza y mejorarme como persona. Así de simple. Enfócate en lo que te gusta, en lo que disfrutas, lo que te hace sentir bien a ti y a los que te rodean. Y ten presente que todo lo que te sucede lo hace para tu aprendizaje y crecimiento. Agradece todo lo que te ha acontecido, sonríe y decide hacerte responsable de tu vida tomando decisiones, actuando y trabajando en la dirección que elijas, donde el corazón te lleve. Pero el corazón no en sentido sentimental sino en sentido esencia, quien eres de verdad.
Ser responsable de tu vida significa asumir de forma madura las consecuencias de lo que haces o no haces, para tu propio crecimiento y tratándote siempre con amor. Aprende de tus errores pero no te fustigues. Abrázate en los buenos y en los malos momentos.
Como ves, esto supone todo un reto: cambiar tu forma de pensar y de actuar.