Por qué el Mindfulness puede ayudarnos en la
vuelta al cole
Descubre todo lo que esta disciplina puede ofrecerte en este periodo de Covid-19.
Ana B. Núñez Morán. 11-07-2020
Si antes de la pandemia ya era útil el Mindfulness, ahora que todos hemos pasado por esta experiencia, resulta una herramienta maravillosa para conectar con la vida, la confianza y disipar los miedos surgidos durante este periodo y que todavía continúan.
Ya sea consciente o inconscientemente los niños han grabado la idea de que este es un mundo inseguro y peligroso. No digo que no lo sea en parte. Pero de ninguna manera puede quedar grabado ese mensaje a fuego dentro del catálogo de creencias personal de los alumnos, ni de los adultos. El miedo sólo encoge, constriñe, mengua, paraliza, bloquea y anula tu poder personal. Salir de ahí requiere un gesto intencionado, no surge solo.

LO QUE EL MINDFULNESS NOS ENSEÑA
La pandemia nos ha enseñado cómo es la vida: impredecible. Y cuál es un valor importantísimo que todo ser humano debería tener bien desarrollado: la flexibilidad, o capacidad de adaptarse a las circunstancias, sean las que sean, con serenidad y claridad mental.
El mindfulness promueve la auto observación para el autoconocimiento y la aceptación de todo lo que hay en uno (pensamientos, creencias, emociones, …) y de lo que hay y sucede en el mundo. Y observar para ver es el primer paso. Después desarrollamos una actitud para llegar a aceptar lo que hay, que no significa resignarse, sino simplemente no resistirse a lo que ya ha sucedido, para poder, con la mente clara, vislumbrar soluciones. En definitiva, el proceso del mindfulness consiste en mirar, aceptar, limpiar y construir.
La resistencia o la queja a lo que hay solo lleva a más emociones negativas, a más miedo, al victimismo, a echar la culpa a otros y a saturar la mente. El mindfulness es más lógico e inteligente. Desde una visión de la vida donde todo lo que ocurre al final siempre es para bien, buscamos el aprendizaje incluso en aquellas circunstancias que pueden parecer horribles, y vivimos sintiendo nuestra propia humanidad (que a menudo se siente pequeña, débil, con miedo) y que compartimos con el resto de personas porque sabemos que todos somos uno y que yo no soy mejor que nadie.
Al igual que aceptamos nuestra propia humanidad también aceptamos a cada ser tal y como es en este momento, no intentando cambiar a nadie ni convencerle. Esta es la filosofía del mindfulness, un fluir con la vida de forma serena pero activa. Sabemos que, además de la inteligencia de nuestra mente, somos mucho más que eso y accedemos para nuestro beneficio a la inteligencia de nuestro corazón, a nuestra intuición, pues en esencia somos verdad, bondad y belleza.
Otra faceta importante que obtenemos con el mindfulness apunta al desarrollo del pensamiento crítico. Al mirarme adentro (lo que pienso, lo que siento, respecto a algo) me doy cuenta de lo que hay en mí, elaboro mi propio criterio y tomo mi decisión al respecto. No me creo lo que me dicen de afuera por defecto. No actúo en automático, sino que elaboro mi propia respuesta. La sociedad del momento y del futuro requiere cada vez más de individuos responsables que construyan y colaboren teniendo en cuenta el bienestar común. No hay futuro posible si no trabajamos así. La era del individualismo ha terminado.
El mindfulness nos enseña a mirar con perspectiva, más allá del momento actual de miedo o incertidumbre. Si sé que todo lo que sucede es para mi aprendizaje ya no tengo tanto miedo y me empodero para hacer algo con eso que sucede. Me muevo, no me quedo parado. Y eso produce alivio y anima el hecho de saberte responsable de tu vida.

LA SABIDURÍA NECESARIA
Esta crisis nos está enseñando que los aprendizajes más decisivos en la vida de una persona son aquellos que nos lleven a la sabiduría, (entendida como como el arte de saber vivir), y no sólo al desarrollo del conocimiento racional (a la inteligencia tal y como la conocemos).
El desarrollo tecnológico es muy útil al hombre y se ha disparado en las últimas décadas. Pero los seres humanos de hoy en día son demasiado inteligentes como para poder sobrevivir sin sabiduría. Esta superinteligencia y super tecnología puede crear en nuestra contra, y de hecho así ha sido. El daño al medio ambiente es una prueba de ello, así como el alto nivel de estrés y ansiedad. Desarrollar la sabiduría ha de ser un factor determinante para trabajar por la paz y el bienestar común. Es un darse cuenta de las cosas. En nuestra sociedad solo se valora la inteligencia desde un punto de vista técnico. Abandonar ciertos valores imperantes en nuestro mundo actual como el consumismo nos ayudarían mucho en el camino hacia la sabiduría. El mindfulness ayuda a encontrar el tesoro dentro de uno, y no fuera, y a vivir desde ahí. Es, pues, un instrumento para la sabiduría.
Toda la comunidad educativa debería acompañar a los niños en su camino por desarrollar esa sabiduría de vida que les ayude a capear temporales en un mundo tan convulso y cambiante. Mindfulness aporta sabiduría a las personas. Ese saber interno, que se enfoca en lo humano, que prevalece a lo largo de la vida y que te facilita la navegación cuando el mar está bravo. No es que no dispongamos de sabiduría, sino que hemos de cultivarla, como hemos hecho con la inteligencia.
Además, con mindfulness aprendemos que somos protagonistas de nuestra vida y que podemos generar y encontrar otros pensamientos y emociones más allá del miedo (que nos viene de lo externo).
Por otro lado, durante esta pandemia ha habido mucha gente que ha practicado la solidaridad y el compromiso con sus semejantes, pero ha habido otra que ha generado, inconscientemente, temor y desconfianza hacia los otros. Para no contagiarnos es necesaria la distancia social, pero sólo física. No dejemos que esta experiencia nos deje una distancia mental, emocional y social de las personas. Los niños han de volver a poder sentirse seguros dentro de su grupo y en el centro educativo. Trabajar en esa línea será fundamental en la vuelta al cole. Con mindfulness trabajamos la empatía, la conexión y la confianza en el otro. Necesitamos interacción social y no hemos de desconfiar de las otras personas, ni replegarnos, ni alejarnos. Además, el nuevo paradigma social nos exige trabajar juntos y para eso debemos confiar y apoyarnos.

EJERCICIOS DE MINDFULNESS
Cuando aprendemos mindfulness comenzamos con ejercicios sencillos que se dirigen a practicar la atención. Otros van más allá introduciendo actitud de apertura y aceptación o sentimientos positivos.
Después de un periodo en el que todo ha sido incertidumbre y miedo podemos realizar ejercicios de mindfulness que se enfocan en generar una sensación de seguridad. Mezclamos visualización con atención a la respiración y a las sensaciones, y así volvemos a grabar seguridad. Reforzamos con la práctica esas conexiones neuronales que hemos creado.
Hay varios tipos de ejercicios que nos pueden ayudar en la etapa vuelta al cole después del confinamiento. Son los ejercicios de:
- Relajación de cuerpo y reducción del ruido mental: (“Atención a los sentidos”, “Respiración consciente”, “Viaje por el cuerpo”, “Soy el observador”, …)
- Localización e identificación de emociones: (“Localizo mis emociones”, “Atención a las emociones”, …)
- Expresión de emociones (“Algo que no me gusta”, “El árbol de las preocupaciones”, “Dibujo mi malestar”, “Pintar mandalas”, “Comunicar desde el ahora” …)
- Integración de emociones positivas (“Foto de familia”, “La esfera de luz interior”, “Metta, enviar buenos deseos”, “Aprendiendo gratitud”, “La sonrisa”, “Tu estrella”, “Dar las gracias”, “Busco mi faro” …)
Si eres docente y quieres incorporar en la vida académica de tu centro educativo estos aprendizajes, …
Si eres padre o madre y quieres acceder a esta sabiduría de vida,…
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Ana Belén Núñez Morán.
Psicoterapeuta e instructora de Mindfulness.
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